UN CUENTO DE BATALLAS
EL GRILLO Y SUS AMIGOS
Había una
vez un zorro que vivía en una cueva. La cueva tenía una puerta y la puerta un
agujerito. Un grillo negro que tocaba el violín vivía en un agujero a la puerta
de la cueva de un zorro. Toda la noche cantaba:
-¡Cri, cri,
cri! ¡Cri, cri, cri!
Sucedió que
una noche, el zorro volvió muy tarde a su casa, cansado de correr aventuras.
Tenía mucho sueño y, apenas alcanzó a
ponerse su pijama, cayó rendido en la
cama con sombrero y todo. Entonces el grillo empezó: -¡Cri, cri, cri! ¡Cri,
cri, cri!
El zorro se
ajustó el sombrero hasta las orejas pero siguió escuchando: -¡Cri, cri, cri!
¡Cri, cri, cri!.
Esta vez el
zorro se cubrió las orejas con la almohada. -¡Cri, cri, cri! ¡Cri, cri, cri!.
El zorro no
podía dormir. Se tapó con la sábana pero no podía dejar de escuchar -¡Cri, cri, cri! ¡Cri, cri, cri!.
Entonces el
zorro, cansado y con sueño, gritó: ¡Cascarria de lobo cano que empinas la bota
para el verano! ¿Te quieres callar, atontado?
El grillo se
quedó mudo, mudito y el zorro se volvió a dormir. Pero… al rato -¡Cri, cri,
cri! ¡Cri, cri, cri!.
El zorro se
levantó de la cama, paró su cola y gritó .
¡Cascarria de lobo cano que empinas la bota para el verano! ¿Te quieres callar,
atontado? Si no te callas, te declaro la guerra.
El grillo se
quedó mudo, mudito, toda la noche pensando.
Al día
siguiente el zorro le declaró la guerra. Llamó a todos los animales de cuatro
patas y les dijo: - ¡Vamos a pelear con el grillo!.
El grillo
por su parte llamó a todos los animalitos de muchas patas: pulgas, mosquitos,
hormigas, arañas, avispas y les dijo:
-Amigos, el
zorro nos declara la guerra.
Los amigos
del grillo se metieron entre los pelos de los soldados del zorro. Ocultos allí,
oyeron que el zorro decía a sus amigos:
-Si la
batalla está ganada, llevaré la cola levantada. Si la batalla está perdida,
llevaré la cola caída.
Llegó el día
de la pelea y sucedió lo increíble. Los amigos del grillo picaron a los
soldados del zorro, que empezaron a rascarse sin parar, pero nadie se movía
porque el zorro seguía con la cola levantada.
Entonces la
avispa fue y, con todas sus fuerzas, picó al zorro debajo del rabo. El zorro
sintió un dolor horrible pero no podía
bajar la cola para no perder la guerra. Aguantó todo lo que pudo hasta que, no
pudiendo más, corrió hacia el río gritando:
"Al río,
soldados míos, Que la batalla la ganó el grillo."
Y de este
modo el grillo pudo seguir cantando toda la noche, muy feliz.
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