lunes, 18 de julio de 2016

LA SANGRE NO ES AGUA

En un día como el de ayer, hace 80 años, comenzó la guerra civil española y la conmemoración de esta tragedia me remite a mi tía Lili, la hermana mayor de mi papá.
Yo no la conocí  porque murió siendo joven aún, antes de que yo naciera. Entró a mi memoria como la tía Lili, la que cosía los birretes para los soldados de la República.  Me gusta pensarla hermosa como a la Carmela de la canción aunque de ojos claros. Por más que lo intento, no puedo ver ojos oscuros en su cara.
¿Por qué mi tía Lili hacía esa tarea? ¿Habrá sido porque  el apellido que llevamos debió cruzar el Atlántico alguna vez? ¿Cómo se enteraba de las noticias si vivía en un pueblo  sin luz, sin radio, rodeado de monte a miles de kilómetros de distancia? ¿Cómo es que tenía dentro de sí esa comprometida determinación  para aportar su esfuerzo y así ayudar a que los buenos ganen la guerra?
No lo sé y ya no tengo a quien preguntarle. En la familia se hablaba de lo que hacía pero no el por qué o el cómo y se la recordaba siempre peleando por las causas justas con total convicción.
La sangre no es agua, dicen, ¿será por eso que no necesito andar explicando a qué lado pertenezco?  

 
MIRADA - acrílico sobre cartulina

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