SOMOS PARTE DE UN SUEÑO COLECTIVO
Dentro de muy poco habrán pasado veinte años desde aquella tarde casi noche en que juntamos nuestra desazón para repensarnos y afrontar con civilizada y consistente paciencia la irreversible evidencia de que las ilusiones de recuperar la patria para la dignidad del pueblo rodaban cuesta abajo con “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”. No lo sabíamos con certeza todavía pero, en ese 1991 que llegaba a su fin, una pesadumbre desolada nos sumía en la nostalgia que anticipaba los sueños y los cielos que iríamos perdiendo sin remedio en el transcurrir de los siguientes años interminables. De la euforia bendita de los comienzos de la democracia, cuando estábamos seguros de que podríamos encontrar un punto de conexión con la verdad de dónde afloraría la aceptación de nuestra identidad, sólo nos quedaba la memoria de las felices pascuas en una casa en orden y el andar cansado de la marcha blanca; el dolor sin nombre de las heridas reabiertas por el punto final y la repetida frustración de un proceso inconcluso. Habíamos perdido otra vez. Pero nuestro terco optimismo de sobrevivientes nos puso a considerar la resistencia como una alternativa y, hasta sentirnos en capacidad de regresar del desamparo con la ternura intacta, el único modo que hallamos posible fue atrincherarnos en la cultura. En 1992 el mundo celebraría el V Centenario del descubrimiento de América y no quisimos dejar que pase sin aprovechar la oportunidad para construir el armazón que nos protegería de la derrota renacida con asombrosa e inquietante tenacidad. Así fue que reflotamos y adecuamos a la fecha una crónica histórica cantada surgida de una inquietud pedagógica que buscaba dar respuesta a la problemática de la enseñanza de la historia en la escuela primaria y que fuera puesta en escena por primera vez en 1985 teniendo como protagonistas a alumnos de 7º grado acompañados por un grupo musical de la barriada en la que vivíamos. Fuimos al encuentro de la poesía para soportar la insoportable idea de que el país se preparaba para excluir de sus proyectos a la mayoría de la población y hallamos la síntesis en la que se fusionan los tiempos, los hechos, los hombres de la raíz del continente y la actualidad histórica latino americana. A medida que la idea avanzaba también crecía la agradable fantasía de que estaríamos fortalecidos para aguantar el renuevo solapado que se venía al galope y salimos a recorrer rincones del sur del cono urbano bonaerense amparados por la visión poético musical de Neruda, Pedroni, Benedetti, Uki Tolosa, Viglietti, Víctor Heredia y tantos otros que aportaron su talento al relato con el que quisimos que la voz de la raza recobre su estridencia y, unida a la fuerza india, negra y gringa de nuestra identidad, cante la historia de la patria grande y recupere el pensamiento de que una ley es moral si beneficia a la especie y es inmoral si beneficia sólo a un sector de la sociedad. A 519 años de la memoria que se reconstruye, se evoca, se recupera y se restituye seguimos ejerciendo nuestro modo de permanecer con dignidad y coraje masticando la alegría de cada amanecer. Ama sua, ama ilulla, ama khalla (no robes, no mientas, no haraganees) Khampis inallataj (lo mismo tú) |
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