lunes, 22 de agosto de 2011

EL ARBOL Y LA MEMORIA



CUENTO QUE CUENTA LA VIDA

Cuentan que la lluvia negra tapó la luz del día recién nacido. En medio de la espesa bruma, el bicherío que todavía andaba por el allí presintió el azote venenoso y huyó despavorido. El Árbol  supo entonces, con toda certeza, que perdió la memoria.
No se había percatado de ello hasta ahora. Ya en la primavera pasada los pájaros que aún tenían nidos en sus ramas le preguntaron ¿qué esperas para florecer? y él, temblando, les contestó no me acuerdo cómo se hacen las flores.  Los pajaritos llevaron sus nidos a otra parte. En el verano, los insectos le preguntaron impacientes ¿qué esperas para dar frutos? Desalentado, sacudió sus ramas y no respondió. El otoño lo dejó sin hojas, su tronco se fue oscureciendo y llegó la estación helada y gris.
El Árbol que perdió la memoria desenterró sus raíces, se calzó escarpines de musgo y empezó una larga caminata para preguntar a la vida cómo se hace lo que olvidó pero la Realidad, arrogante y soberbia, le replicó airada: ¡Mis lecciones no han de olvidarse jamás!
Su corazón desierto no pudo entender el por qué de tanta pena y soledad. Retomó el camino pero en él ya no halló a la gente de la tierra; habían sido expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo. Tampoco encontró algarrobos ni  duendes  ni animalitos ni campesinos que convivían en el monte. Los bosques y los ambientes nativos se desmoronaron, los  invadieron los monocultivos y los plaguicidas; las cuencas hídricas donde se fabrica el agua fueron  contaminadas por la megaminería. Ya no hay peces brillando al sol en los arroyos.
El Árbol que perdió la memoria  siguió caminando cada vez más despacio, con sus raíces descalzas sin saber adonde ir. En el otoño de cobre buscó sus hojas, esta no es... esta no es…decía mojando una a una con sus lágrimas. Ante una puerta fría, azul y transparente gimió tristemente: ¿habrá alguien que quiera ayudarme? y se quedó  muy quieto esperando oír la única respuesta capaz de vencer a la nada que representa el olvido; esperando el regreso milagroso de la memoria solidaria, el humanismo  y la responsabilidad.
¡Muchas gracias María Granata!


No hay comentarios:

Publicar un comentario