CUENTO QUE CUENTA LA VIDA
Cuentan que la lluvia negra tapó la
luz del día recién nacido. En medio de la espesa bruma, el bicherío que todavía
andaba por el allí presintió el azote venenoso y huyó despavorido. El
Árbol supo entonces, con toda certeza,
que perdió la memoria.
No se había percatado de ello hasta
ahora. Ya en la primavera pasada los pájaros que aún tenían nidos en sus ramas
le preguntaron ¿qué esperas para florecer? y él, temblando, les contestó no me
acuerdo cómo se hacen las flores. Los pajaritos
llevaron sus nidos a otra parte. En el verano, los insectos le preguntaron impacientes
¿qué esperas para dar frutos? Desalentado, sacudió sus ramas y no respondió. El
otoño lo dejó sin hojas, su tronco
se fue oscureciendo y llegó la estación helada y gris.
El Árbol que perdió la memoria
desenterró sus raíces, se calzó escarpines de musgo y empezó una larga caminata
para preguntar a la vida cómo se hace lo que olvidó pero la Realidad,
arrogante y soberbia, le replicó airada: ¡Mis lecciones no han de olvidarse
jamás!
Su corazón desierto no pudo entender
el por qué de tanta pena y soledad. Retomó el camino pero en él ya no halló a
la gente de la tierra; habían sido expulsados de sus territorios, de sus
plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo. Tampoco encontró algarrobos
ni duendes ni animalitos ni campesinos que convivían en
el monte. Los bosques y los ambientes nativos se desmoronaron, los invadieron los monocultivos y los
plaguicidas; las cuencas hídricas donde se fabrica el agua fueron contaminadas por la megaminería. Ya no hay
peces brillando al sol en los arroyos.
El Árbol que perdió la memoria siguió caminando cada vez más despacio, con
sus raíces descalzas sin saber adonde ir. En el otoño de cobre buscó sus hojas,
esta no es... esta no es…decía
mojando una a una con sus lágrimas. Ante una puerta fría, azul y transparente
gimió tristemente: ¿habrá alguien que quiera ayudarme? y se quedó muy quieto esperando oír la única respuesta
capaz de vencer a la nada que representa el olvido; esperando el regreso milagroso
de la memoria solidaria, el humanismo y
la responsabilidad.
¡Muchas gracias María Granata!
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lunes, 22 de agosto de 2011
EL ARBOL Y LA MEMORIA
martes, 2 de agosto de 2011
lunes, 1 de agosto de 2011
UN RETAZO DE HISTORIA
Llamamos “Los
Fresnos” a nuestro Taller porque el fresno nos remite a Federico García Lorca y
su “Paisaje” cuando dice: “… detrás de
los cristales, turbios, todos los niños ven convertirse en pájaros un árbol amarillo” y, además, porque nos gustó saber que es el árbol
sagrado de los celtas pues no sólo bello deberá ser un árbol para ser sagrado
para un pueblo.
Y creativo
porque siempre andamos procurando crear algo, en
el sentido de la construcción. Así vamos
por la vida construyendo algo, a veces sólo un proyecto
que conlleve un sueño para compartir con esperanza y,
como la esperanza es amiga del tiempo, también construimos amistades
verdaderas mientras transcurre el trabajo de construir una casa y el jardín madura
y se ennoblece.
Hay muchos más retazos de historia para contar pero,
para comenzar y hasta que logremos ser más hábiles en el manejo de esta
herramienta de comunicación, el Taller
Creativo Los Fresnos que queremos mostrar es así, más o menos.
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